Los gatos en la consulta veterinaria suelen ser poco colaboradores, ya que la mayoría de ellos están acostumbrados a vivir en sus hogares; pisos no excesivamente grandes, y los cambios de rutina no son el mejor amigo de los cuatro patas. Por tanto la visita a la consulta veterinaria es un pequeño dolor de cabeza para ellos.
Por eso es muy importante que los dueños de los gatos transmitan a su veterinario o veterinaria todo tipo de información sobre la mascota, los gatos en la consulta veterinaria se alteran, y generalmente es difícil examinarlos. A mayor información el tratamiento será más efectivo… y viceversa.
No es una mala idea que los dueños de los gatos lleven anotado todos aquellos aspectos que les han llamado la atención en el comportamiento de sus mascotas, para no olvidar algo que tal vez sea poco importante en principio pero que tal vez sea un síntoma de algo más relevante en la enfermedad del gato. Luego con los nervios de la visita en la clínica veterinaria, el gato en movimiento, el momento de auscultar, etc., etc. Se pueden olvidar los detalles.
Es importante informar de cualquier cambio en la conducta tanto física como emocional del gato; los cambios de apetito, la forma de comer, los vómitos, las diarreas (frecuencia, consistencia…), otro de los aspectos que debemos observar (no siempre es agradable) es el tipo de heces y la orina (frecuencia, coloración…) En ocasiones y si realmente vamos preocupados a la consulta es bueno llevar alguna muestra de orina o heces de nuestro por si fuese necesario realizar algún análisis y así no perder tiempo hasta que volvemos a nuestra casa y de nuevo a la consulta veterinaria.
Así que viene bien ser muy minuciosos con todos los aspectos físicos y emocionales de nuestros gatos para que cuando acudamos a la consulta veterinaria una buena parte del trabajo para determinar la posible enfermedad de nuestro gato ya la llevemos hecha desde casa. Vía ‘Comportamiento Felino’. Fotografía: Pacto Visual.