En ocasiones no valoramos lo suficiente los síntomas que presentan nuestros gatos; algún episodio de vómito o diarrea; de rechazo a la comida o de apatía es tomado como algo sin importancia; pero estos mismos síntomas son los de una enfermedad extremadamente peligrosa para nuestros gatos. La panleucopenia felina o enteritis infecciosa felina es una enfermedad provocada por un parvovirus muy resistente al entorno (este virus puede sobrevivir hasta un año en un entorno favorable). El problema es que los gatos sufren rápidamente deshidratación y anemia. ‘Los gatitos sin vacunar son especialmente vulnerables, y en ellos la enfermedad puede ser mortal con gran rapidez.’
La forma de contagio puede provenir del contacto con heces de otro gato infectado, por un objeto contaminado o por una persona del entorno del gato. Un análisis fecal o un análisis de sangre son la mejor forma de diagnosticar la enfermedad. La diarrea hemorrágica y los vómitos (o ambas) son el síntoma clave para detectar la penleucopenia felina.
Cuantos antes se aplique el tratamiento mejores resultados tendrá en el control de la deshidratación y la anemia del gato. Son tratamientos muy agresivos y habitualmente hay que ingresar al gato en una clínica veterinaria; hidratación, transfusión de sangre y antibióticos son la base del tratamiento. Como la enfermedad es muy contagiosa el gato debe estar aislado; y el personal y la ropa que están en contacto con el gato debe ser desinfectados a conciencia.
Como siempre decimos; la prevención es el arma más eficaz, en este caso hablamos de la vacunación que debe ser administrada a los gatitos cuando tienen pocas semanas de vida. Vía Zoetis. Fotografía: Kamonnat Onnom